sábado, 23 de febrero de 2019

LENGUAJE, LENGUA Y COMUNICACIÓN ORAL


¿QUÉ PODEMOS HACER PARA QUE SEA BUENA LA RELACIÓN ENTRE LOS COMPAÑEROS?

 Existen dos tipos de comunicaciones pero en este caso nos centramos más en las comunicaciones plurales, en especial en un diálogo de gran grupo.

Creo que un buen curso para llevar a cabo un diálogo en gran grupo en relación al tema elegido podría ser 4º de primaria, ya que al ser aún pequeños, y venir hace poco de la sección de infantil, hay muchos conceptos que aún no comprenden del todo y que tienen que reforzar, y que mejor momento que emprendiendo aún su camino hacia el aprendizaje completo.

El tema elegido permite a los estudiantes reflexionar sobre sus propias actuaciones, ya que la relación entre los compañeros depende de todos y cada uno de ellos, por lo tanto pueden a su vez aprender y buscar soluciones sobre aquello que no funciona en el aula. Con ello permite aprovechar mejor las distintas capacidades, conocimientos y experiencias que el alumnado puede aportar a las situaciones de enseñanza-aprendizaje, disminuyendo el riesgo de que determinados alumnos queden excluidos de las actividades.

El lenguaje es el medio de expresión más extenso, ya que todas las expresiones humanas pueden encontrar su traducción en el lenguaje, esto es un aspecto importante ya que hay niños con más dificultades para exponer sus conocimientos de forma oral en frente de todo el  grupo, que podremos ver si participan activamente según sus expresiones; pero no sin dejar de intentar que participen de forma oral en la conversación. Por ello, a su vez, debemos hacerles ver que es muy importante el uso de la lengua para que todos puedan comunicarse de forma que todos les comprendan y puedan seguir el hilo de la conversación establecida.

El niño se comunica desde muy pequeño de formas diferentes, parten del llanto, la risa, etc, pero para que haya una comunicación real tiene que darse una reciprocidad comunicativa, es decir, que ambas personas hablen y se comuniquen de forma que entiendan lo que están diciendo, es decir, que mantengan un diálogo.


El contexto en el que se realizará la actividad será en una sesión de horario normal, dentro de la clase, formando un círculo grande para que sea más fácil y fluida la conversación, pues si están colocados de otro modo, por ejemplo mirando a la pizarra sentados en las mesas, no sería una buena forma de comunicarse entre ellos, ya que atenderán mejor si ven la cara a sus compañeros y con ello pretendo a su vez que respeten más el turno de palabra. Con esta actividad, busco motivar y desarrollar al máximo la expresión oral a partir de su propia experiencia.

Las normas de respeto y convivencia se recordarán antes de empezar la actividad para que los niños recuerden de qué forma deben actuar y cuando.  El respeto es algo mutuo, es decir, al igual que los alumnos deben respetar a sus compañeros, los profesores deben aceptar las virtudes y defectos de sus alumnos para que éstos reciban mensajes positivos.

Las normas serán:
  • ESCUCHAR a los demás y responder coherentemente en relación a lo que estamos hablando, es decir, atiendo cuando los demás hablan.
  • RESPETAR el turno de palabra. Todos tenemos nuestro momento.
  • Formar un clima de confianza para que todos se sientan cómodos.
  • Repetir las preguntas en el caso de que alguno no se haya enterado para que todos puedan participar de forma activa.
  • Respeto absoluto entre todos.
  •  La equivocación lleva al aprendizaje, es decir, equivocándonos aprendemos.
  • Conocer los momentos en los que la participación resulta adecuada.
  • Levanto la mano si quiero hablar. 


El tema lo plantearé de forma que todos los alumnos presten la atención que se necesita para este tipo de actividades, lo primero que haré será explicar que vamos a hacer algo diferente, con eso ya tendré parte de la atención de los alumnos, ya que el hecho de que sea algo nuevo les inquieta. Primero pondremos la clase de tal forma que podamos escucharnos todos como he explicado con anterioridad, y después nos pondremos “manos a la obra”. El hecho de cambiar la distribución de la clase les llamará la atención, lo que ello hará que estén atentos y pendientes de que es lo que van a tener que hacer.

A continuación les diré que se trata de un diálogo donde todos tienen que participar de una forma u otra, pero siempre sin sentirse presionados en ningún momento, ya que los temas que se van a tratar en este tipo de actividades son aquellos que les interesan, sobre los que pueden tener juicios propios y  por lo tanto conocimiento, o que de alguna forma les incumbe. Debemos prestar especial atención a aquellos alumnos que no les gusta hablar en público, bien sea por timidez o por alguna causa concreta, y a aquellos que hablan de más.

Les explicaré que el tema que he elegido es algo que debe interesar a todos los alumnos pues forma parte de su día a día en el centro escolar; ya que la relación entre compañeros es un aspecto primordial para que haya buen ambiente y por lo tanto para no encontrarnos casos que no deben darse. Hay que fomentar la buena relación entre todos.

Por lo tanto una vez que estén todos atentos y hayamos recordado las normas de respeto y convivencia, lanzaré la pregunta y empezaremos a dialogar entre todos de forma ordenada, favoreciendo el desarrollo de la competencia comunicativa, aunque bien es verdad que “La mejor improvisación conlleva una profunda planificación.” (Santasusana, 2011)

Las preguntas de andamiaje deberán ser preguntas breves que permitan respuestas largas:

  • ¿Creéis que hay que mejorar algo?
  • ¿Cómo mejoraríais la relación en el recreo?
  • ¿Cómo mejoraríais la relación en el comedor?
  • ¿Cómo mejoraríais la relación en el baño?
  • ¿Cómo mejoraríais la relación en clase?
  • ¿Habláis entre vosotros las cosas que podéis mejorar?
  • ¿Qué aspectos positivos encontráis? 

Estas preguntas las llevaré preparadas pero las utilizaré únicamente en el caso de que la conversación entre ellos termine en algún momento, para así poder fomentar un diálogo con mayor duración y del cual aprendan cosas que puedan emplear en un futuro.

Mi mediación para lograr que todas las preguntas se expriman al máximo, será, partiendo de la base de que todos los estudiantes se deben escuchar entre sí, en el caso de que alguien cambie de pregunta antes de tiempo, volver a encauzar la conversación partiendo del hilo anterior, así lograremos agotar la idea que ha surgido antes de introducir una nueva. Ya que todos deben participar y muchos tendrán opiniones diferentes, por ello es muy importante la motivación para que todos aporten sus puntos de vista respecto a las preguntas que se van haciendo.

Es imprescindible que intervengamos como maestros lo menos posible para no coartar la expresividad de nuestros alumnos, pero también debemos comprobar de vez en cuando que todo el mundo sigue atendiendo al diálogo que se está manteniendo.


Hacer participar a aquel niño que no lo hace no es tarea fácil, antes de nada debemos saber la razón por la cual no interactúa con los demás en público, ya que no es lo mismo una timidez normal, sin causa justificada, que aquel niño que no quiere porque anteriormente lo hizo y alguien se burló de él o tiene malos recuerdos, ya que, por desgracia, es un motivo bastante común en los centros educativos y más aún en estas edades.

La adquisición y desarrollo del lenguaje oral, en este caso, se podría dar por una afección de las competencias sociales o personales, pudiendo afectarle a las aptitudes del lenguaje oral, y por ello no le gusta participar en los diálogos, pero siempre hay que tener en cuenta que el desarrollo lingüístico sigue diferentes ritmos según los sujetos, por ello debemos motivarle y hacerle ver que mediante la equivocación nace el aprendizaje, y que ninguno de sus compañeros se va a burlar en el caso de que se equivoque, ya que a todos les ocurre y no pasa absolutamente nada.

Lo primero que haré será favorecer el intercambio comunicativo del niño tímido sin ponerle en evidencia, dándole confianza, motivándole para que finalmente lo haga. Quizás no se logra la primera vez, pero si poco a poco se ve motivado acabará participando de forma activa. Hay que preguntarle cosas que nosotros, como maestros, sabemos positivamente que conocen, para que les sea menos tenso el momento de tener que seguir un diálogo. Ya que el niño tiene un buen lenguaje con el que poder comunicarse a través de la lengua pero quizás no lo hace por miedo al “qué pensarán”. 

En cuanto al uso de las diferentes funciones lingüísticas que hacen referencia al acto de comunicación, podemos hacer un poco más de hincapié con dicho niño en la función conativa, ya que lo que busco es obtener de él unas determinadas reacciones, que en este caso es que participe en el diálogo oral. Si el tema del que se está hablando le parece un tema interesante, quizás es más fácil que participe en el diálogo, pudiéndole hacer alguna pregunta que posibiliten una respuesta corta por su parte, porque por algo se empieza, para que poco a poco vaya cogiendo confianza y se vaya lanzando a participar.

Nunca debemos agobiar al niño que no quiere participar, hay que darle la confianza suficiente para que crea en él y sepa que puede hablar en público sin sentirse evaluado constantemente, ya que a algunos niños les pasa esto.


Hay que impedir la monopolización de la clase por los niños habladores pidiendo a los demás que den su opinión, limitando las intervenciones del niño que molesta continuamente, que no respeta las normas de comunicación y que únicamente acepta su postura.

El hecho de que interrumpa continuamente es síntoma de que algo no va bien (causa-consecuencia), y lo primero que debe hacer un maestro es enterarse de cuál es el problema para poder actuar en consecuencia.

En relación al uso de las diferentes funciones lingüísticas, con respecto a este niño, haremos también hincapié en la función conativa, pues sigo buscando unas determinadas reacciones, que en este caso es que sepa respetar el turno de palabra y sepa aceptar las posturas de los demás, es decir, que no piense que la única postura válida es la suya. Hay que hacerle ver que no todos pensamos de la misma forma pero que todos tenemos que ser respetados.

El problema de este niño es que no sabe cuándo tiene que hablar y cuando no, por ello hay que enseñarle que hay que respetar a los compañeros igual que le respetan a él cuándo tiene el turno de palabra, es decir, la competencia comunicativa no está del todo desarrollada en dicho niño.

Nunca hay que negarle la palabra a un niño porque entonces así lo único que se consigue es que finalmente se cohíba y eso es lo último que debemos hacer como maestros; todos tienen el derecho de dar su opinión, pero hay que hacerle ver cuándo debe hacerlo y cuándo no, y explicarle que el monólogo colectivo no es un buen camino. Para ello podremos buscar diferentes estrategias, como por ejemplo emplear ejercicios de respiración antes de hablar, para que así se dé cuenta de que no es su turno y debe esperar a que le toque, levantar la mano si quiero hablar, etc.


Es imprescindible realizar evaluaciones y autoevaluaciones tras cualquier intervención comunicativa oral en las que, tanto los participantes como sus iguales y el adulto, valoren la experiencia y aporten ideas para la mejora. Hay que ayudar a nuestros alumnos para que aprendan a aprender.

“En la evaluación de la competencia lingüística de los estudiantes hay que diferenciar claramente dos tipos de evaluación:

Evaluación del aprovechamiento: grado en que se han alcanzado objetivos específicos
  • Nivel de conocimiento de lo que se ha enseñado (aspectos normativos)
  • Nivel de utilización de las estrategias trabajadas
Evaluación del dominio: competencia comunicativa real.”  (Labajo, 2015-2016)

Podré evaluar la actividad y la expresión y comprensión de los estudiantes a través de ellos mismos, es decir, a través de la observación constante. Me fijaré en si hay una escucha activa; en cómo es la participación, si lo hacen en los momentos adecuados o por el contrario interrumpiendo constantemente; la coherencia de las aportaciones en relación con lo que se está hablando; la postura del cuerpo y la expresión de la cara; el silencio respetuoso y atento; el uso de las funciones lingüísticas; la claridad en la explicación y en la argumentación; la vocalización, la pronunciación, el uso correcto de la gramática, el volumen ; la secuenciación, es decir, si sigue o no el orden lógico durante la exposición de sus conocimientos; preguntando más cosas que tengan relación con el tema a tratar y recibir información o no y obtener respuestas adecuadas y coherentes con lo que se está hablando o por el contrario respuestas que no tengan nada que ver que hará que me de cuenta de si el niño ha estado atento o no.

Las tablas de evaluación serán las siguientes:

TABLA DE EVALUACIÓN DE LA PROFESORA

NOMBRE






ESCUCHA ACTIVA










PARTICIPACIÓN






INTERRUPCIÓN






COHERENCIA






POSTURA Y EXPRESIÓN






USO FUNCIONES LINGÜÍSTICAS






CLARIDAD






VOCALIZACIÓN






PRONUNCIACIÓN






USO DE LA GRAMÁTICA






VOLUMEN





SECUENCIACIÓN






Es importante que los niños se autoevalúen y se pongan retos de mejora, ya que cada vez se le da más importancia a hacerles partícipes de su propio aprendizaje.

TABLA DE AUTOEVALUACIÓN

NOMBRE



Nunca
A veces
Siempre

ESCUCHO CUANDO LOS DEMÁS HABLAN








PARTICIPO





INTERRUMPO





HABLO COSAS CON SENTIDO





POSTURA Y EXPRESIÓN





USO FUNCIONES LINGÜÍSTICAS





HABLO CLARAMENTE





VOCALIZO BIEN





PRONUNCIO BIEN





USO DE LA GRAMÁTICA





VOLUMEN CORRECTO





ORDEN LÓGICO DE LOS CONOCIMIENTOS





Además añadiré una retroalimentación oral y pública para cada niño, un punto débil para que puedan ir mejorándolo y un punto fuerte para hacerle ver que hace las cosas de forma correcta también y por lo tanto, felicitarle. Eso depende de cada niño, por ejemplo, si un niño tiene problemas en el volumen pero la vocalización es correcta, podré hacerle ver que con lo bien que vocaliza y lo bien que habla, nos gustaría a todos poder escucharle un poco mejor.

Por último, para finalizar la actividad, preguntaré a los niños que les ha parecido el desarrollo y la organización de la actividad, si cambiarían algo, etc, para así poder autoevaluarme y mejorar de cara a la próxima actividad.  


BIBLIOGRAFÍA

La competencia lingüística en el marco de referencia europeo – Irune Labajo
Seis criterios para enseñar lengua oral en la educación obligatoria

5 comentarios:

  1. Buenos días, Belén.
    Creo que es un trabajo excelente y creo que además tendría mucho éxito si lo hicieras tal cual en el aula. Yo he hecho una dinámica parecida y propongo, para esos alumnos que acaparan o que interfieren en el ritmo adecuado crear unos "papeles extras", creando una mesa con una dinámica un poco diferente al resto de los compañeros. Irían rotando en esa mesa para que no se vea como un "vete a la otra mesa",si no que van a ir rotando para que tengan distintas responsabilidades: moderar, ordenar intervenciones, ir cerrando algunos temas, invitando a la concreción...

    Bueno, es solo una sugerencia.

    Muchas gracias,
    Alejandra Gómez

    ResponderEliminar
  2. Buenos días Belen!

    En primer lugar, me ha encantado tu entrada. Me gusta mucho el tema seleccionado y estoy muy de acuerdo con que antes de intervenir con un niño que participa demasiado o que por el contrario no quiere participar, debemos conocer la causa. Se nota que te preocupas por tus alumnos y que no pasas nada desapercibido. Como única aportación, yo añadiría en las preguntas de andamiaje si realmente consideran que tienen que cambiar algo y qué aspectos encuentran positivos. Antes de cambiar nada, saber qué falla y qué hacen bien. Para concluir, una vez más felicitarte por tu trabajo y por tu entrega con los alumnos.

    ResponderEliminar
  3. Está casi perfecto, Belén. Solo tienes que completar la evaluación:

    Deberías incluir una tabla sencillita de evaluación, fácil de rellenar, para ir anotando el progreso de los alumnos a lo largo del curso. Debe reflejar los aspectos en los que te vas a ir fijando durante la puesta en práctica de las actividades de expresión-comunicación oral. En la calificación final del ítem de comunicación oral (y de cualquiera que suponga el desarrollo de una habilidad, capacidad o competencia), no puede hacerse una media del trimestre sino tener en cuenta las últimas actividades. Se supone que el niño va evolucionando y es el momento final el que determina su nivel. Pero hay que ir recogiendo el desarrollo para ser consciente de la evolución.

    Debes incluir también una tabla de autoevaluación para los niños, con los mismos items que tú vas a evaluar pero presentados de forma sencilla y con una descripción de niveles de consecución tipo: nunca-a veces-siempre o mal-regular-bien-muy bien. Cada vez se le da más importancia a hacer partícipes a los niños de sus aciertos y errores, de que tomen las riendas de su propio desarrollo de competencias. Para ello es importante que se autoevalúen y se pongan retos de aspectos a mejorar y potencien sus puntos fuertes.

    Incluye, además, una breve retroalimentación (oral y pública) para cada niño. Un punto débil para mejorar (solo uno cada vez) y un punto fuerte para reforzar y felicitar (uno solo también). De esta forma, ninguno se siente mal. Aunque los niños se autoevalúen, necesitan saber qué hacen bien y qué deben mejorar desde una perspectiva externa.

    Y, para ser del todo justa, pregunta también a los niños sobre la organización y desarrollo de la actividad para que te ayuden a autoevaluarte.

    ResponderEliminar